La cámara en las clases online


La pandemia nos ha traído, entre muchas otras cosas, las clases online y con ellas una nueva forma de educación y de relación entre el alumno y el profesor, que implica, entre otras cosas, él ponerse la cámara.

El que los estudiantes rehusen o se muestren reacios a ponerse la cámara es causado, en mi opinión, más por el hecho de que otros alumnos puedan ver al estudiante en cuestión que el hecho de que el profesor pueda verle. Aparte, hay que señalar el obvio comportamiento de algún alumno de no querer ser visto ya que en el transcurso de la clase realiza otras actividades que no son de la índole de la asignatura tales como mirar el móvil o simplemente no estar presente.

Aunque esta generación de alumnos se vea inmerso en un mundo digital en que la dialéctica social se organice en exponernos en fotos mediante aplicaciones en las que nos mostramos de forma distorsionada e irrealmente optimistas el situarnos enfrente de una cámara es distinto ya que no controlamos esa imagen que queremos dar aunque solo sea enseñar la cara por pura cuestión estética o simplemente por el hecho de sentirse observados.

Tampoco es que haya más recompensa por ponerse la cámara que la simple satisfacción del profesor o profesora, el simple hecho de la inercia de encender la cámara o incluso a veces el tener que salir de la cama nos hace rechazar instintivamente esto aunque, a mi parecer, no le veo problema y esa presión social también puede ayudarnos a concentrarnos más en la clase q en otras actividades.

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